En una rueda de prensa en esa capital, el presidente de la Fnsea, Arnaud Rousseau, y su par de los JA, Arnaud Gaillot, reaccionaron a las medidas informadas poco antes por el primer ministro Gabriel Attal para tratar de calmar la cólera de los campesinos, quienes comenzaron su movimiento de reivindicaciones hace dos semanas mediante el cierre de rutas con sus tractores.
Los dirigentes señalaron que llegó el momento de pasar a una nueva forma de movilización, aunque advirtieron al ejecutivo que están dispuestos a retomar la presión de no verse resultados concretos.
Al respecto, fijaron como plazo el Salón de la Agricultura de París, previsto a partir del 24 de febrero en el recinto ferial de la Puerta de Versalles.
Asimismo reclamaron la adopción de una ley sobre el futuro de la agricultura, tras jornadas de denuncias de los salarios bajos del sector, las desigualdades en los ingresos, la competencia desleal, la burocracia y las normas ambientales europeas, las que calificaron de muy severas.
Si para junio no se han satisfecho nuestras demandas, no dudaremos en regresar a un movimiento de alcance general, subrayó Gaillot.
Esta tarde, el primer ministro francés divulgó nuevas medidas enfocadas en la protección de los agricultores frente a la competencia desleal y la pérdida de ingresos por relaciones comerciales desfavorables.
La lista de acciones incluye la creación de una fuerza europea contra el fraude sanitario, la prohibición de importar frutas y verduras tratadas con el pesticida tiacloprid, dañino para las abejas, las cláusulas de resguardo frente a las importaciones avícolas desde Ucrania y la vigilancia en cuestiones de origen.
De igual manera, Attal ofreció una ayuda fiscal de 150 millones de euros a criadores y prometió revisar lo relacionado con la jubilación de los trabajadores del campo.
Según diversas fuentes, las acciones adoptadas desde el pasado viernes por el gobierno representan alrededor de 600 millones de euros.
mem/wmr