La directora del Registro Nacional de Bienes Culturales, Teresa Toranzo, expresó que esta artista ha sabido unir esa tradición heredada de Asia con los motivos naturales de la Cuba de nacimiento, específicamente, en Camagüey, y la cultura traída de su padre y ancestros.
Flora, sin proponérselo, ha seguido tras las huellas del antropólogo, del meteorólogo, del científico y del cronista, dando lugar a una impronta que fusiona lo cotidiano, lo autorreferencial y lo imaginadlo de elevada autenticidad, destacó la especialista.
Según Toranzo, esta muestra expositiva de Fong es la expresión de un universo recorrido por esta mujer enérgica en sus exploraciones por el dibujo, la pintura, el grabado, la escultura, la instalación y el trabajo con textiles.
Felicidades a Flora Fong, añadió la especialista, por poner a lo largo de su vida la obra suya al servicio de todos, por darle tratamiento a los temas esenciales que preocupan al hombre y registrados desde ya en el mural de los premiados; ella (Fong) traduce a sus telas percepciones y motivos suaves para advertirnos lo difícil, lo complejo y lo riesgoso de un mundo, traducido en símbolos y colores tropicales, subrayó.
La artista homenajeada agradeció a su público por apoyarla y quererla, por visitar esta exposición personal y por desear ver un poco de todo lo que ha realizado a lo largo de su carrera.
Desde muy temprano en su trayectoria dotó de un sello indiscutible su pintura, en la cual pequeños bohíos y palmeras agitadas por fuertes vientos se entremezclan con simpáticos personajes de pescadores y guajiros, detalla la descripción de la muestra. Esto quizás sea como una suerte de cartografía de tipos y costumbres nacionales.
Flora sueña, dibuja y pinta territorios mágicos, esos que solo existen en su universo de tintas chinas, inspirados «por una isla pequeña en forma de caimán y flotante en el Caribe», resaltó la curadora de la muestra, Laura Arañó.
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