Originario de la provincia de Guantánamo, el intérprete sintió desde muy joven la necesidad de componer y convertir en acordes su apreciación de la cotidianidad, algo que inició como un hobby terminó por convertirse en su existencia misma y en la alegría de millones de seguidores que se complacen con sus letras.
Por azar del destino, en 1999 Israel Rojas y Yoel Martínez se conocieron en la Escuela de Arte de esa ciudad, aquel encuentro que propició la búsqueda de una melodía devino en un dupla perfecta, fue así como a finales de ese año surgió dúo Buena Fe.
En noviembre de 1999 se mostraron por primera vez al público con el tema Intimidad, luego, en el 2000, tuvieron diversas presentaciones en su provincia y en el 2001 grabaron en La Habana su primer disco titulado Déjame entrar.
El fonograma les abrió las puertas de la escena capitalina, de tal manera que la Agencia Musicuba de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (Egrem) los contrató para formar parte de su catálogo.
Buena Fe nació de mezclar en dos palabras la vida de ambos, la buena fe que corresponde a la profesión de Israel relacionada con el Derecho, y la referente a los actos de benevolencia que le traen suerte al ser humano.
Al decir de Rojas, la estrategia consistió en empezar como trovadores, ser parte de esa corriente, y poco a poco experimentar hasta convertirse en una continuación lógica de los mejores exponentes de la música popular cubana.
Han merecido a lo largo de su carrera diversos galardones como el Premio a Mejor Agrupación Novel y el Fonograma más vendido del año en el evento Cubadisco de 2002, y un año más tarde, el certamen los distinguió con el Premio al Mejor álbum de Pop Fusión.
El talento que los distingue los ha llevado a compartir escenario con grandes exponentes del arte en la nación como Eliades Ochoa, además, han trasladado su música a otras regiones del orbe como España y República Dominicana.
Su discografía, entre otras producciones, la componen Dejame Entrar (2001), Arsenal (2003), Corazonero (2004), Presagios (2006), Catalejo (2008), Soy (2015), Sobreviviente (2017), Carnal (2019) y Morada (2023).
Resulta evidente la multitud de seguidores que en los conciertos entonan sus melodías. Ellos defienden una música inteligente y consecuente con sus principios, sus líricas reflejan el deseo de un mundo sin espacio para el odio, la intolerancia, para todo lo que degrade la condición humana.
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