Todos enfrentan a la explotación, la inseguridad y la represión, y sólo hay una solución: una revolución.
“No hay otra manera de erradicar estos males que nos están matando que derribar el sistema, y sólo una agitación total perturbará este laboratorio imperialista que reproduce líderes títeres que no tienen conciencia patriótica”, puntualiza el texto.
Movilizar al pueblo en nombre de la revolución es un primer paso crucial e incluso si nos deshacemos de la clase política podrida, apenas hemos comenzado, señala el artículo.
Tendremos que escalar muchas montañas, y el imperialismo –en referencia al gobierno de Estados Unidos- volverá su furia contra nosotros, buscando dividirnos y confundirnos, sabotear y destruir el embrión de una nueva sociedad.
La revolución no triunfará en un día, en una semana, en un mes, ni siquiera en un año, pues requiere de un trabajo persistente, difícil y disciplinado, aclara el editorial.
Esta es una tarea compleja y a largo plazo. No se puede lograr de una manera apresurada, descuidada, espontánea e irreflexiva porque requiere discusión, luchas, pruebas, sacrificios, errores y conciencia, expresa el texto del rotativo.
La destitución del primer ministro de Haití, Ariel Henry, no significa el fin de la lucha, sino más bien su comienzo, pues otros perros falderos se apresurarán a ocupar su lugar, alerta el diario.
“Los tentáculos del monstruo imperial ya están en Haití e incluso presentes en nuestras movilizaciones populares”, denuncia el diario Haití Liberté.
Hay que prepararse para los contratiempos y no desanimarse, pues tenemos muchas lecciones que aprender de nuestros vecinos de Cuba y Venezuela, que soportaron innumerables pruebas, y con ellos hay que tender puentes rápidamente, destaca el artículo.
Una revolución para que sea duradera debe estar dirigida por un partido disciplinado, amplio y profundamente arraigado en el pueblo, esa es la clave del éxito, pues nos haría fuertes y resistentes ideológica, económica y políticamente, recomendó el diario en su extenso trabajo.
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