Los sindicatos CGT y Sud-Rail, que representan el 60 por ciento de los controladores ferroviarios, comunicaron que los paros comenzarían el jueves 15 de febrero y se alargarían hasta el lunes 19 a las 8 horas, y previeron que siete de cada diez trabajadores secundarían la protesta durante el fin de semana, fechas en que se prevén decenas de miles de desplazamientos.
Las organizaciones convocantes denunciaron el incumplimiento del acuerdo firmado a finales de 2022, que preveía mejoras salariales, contrataciones y apertura de canales de comunicación sobre problemáticas laborales, y citaron como ejemplo la sistemática falta de presencia de dos jefes de equipo en los trenes de alta velocidad (TGV), como se prometió inicialmente.
Por su parte el director general de la SNCF, Jean-Pierre Farandou, aseguró que la ejecución del acuerdo “está vigente al 87 por ciento, será del 92 por ciento a finales de 2024 y del 100 por 100 en 2025”, aunque reconoció que muchos compromisos están en proceso de cumplimiento, entre ellos la obligación de contar con dos controladores por TGV.
“Estamos aumentando el empleo, estamos aumentando los salarios, estamos ofreciendo una plataforma para el progreso social, realmente no veo por qué en respuesta, tendríamos un trastorno para los franceses que quieren irse de vacaciones”, declaró Farandou.
Al tiempo, el responsable de SNCF Viajeros, Christophe Fanichet, estableció la prioridad de “hacer que el mayor número posible de trenes salgan hacia la nieve”, debido a la gran cantidad de niños y jóvenes que aprovechan las vacaciones escolares para practicar deportes invernales, tratando de “garantizar que uno de cada dos TGV circule este fin de semana”, dijo.
Por último, el primer ministro francés, Gabriel Attal, terció en la polémica deplorando “la costumbre, cada vez que llegan las vacaciones, de anunciar un movimiento de huelga”, y remarcó con enfado que si bien “la huelga es un derecho”, “también trabajar es un deber”, declaró.
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