En declaraciones a Prensa Latina el también abogado y político expresó que su estancia en la Feria Internacional del Libro de La Habana ha sido como una tradición de vida, pues tiene una especial y particular relación con los intelectuales cubanos, una amistad de muchos años.
Del líder cubano, Fidel Castro, William Saab lo catalogó de hombre “extremadamente culto” y previsor, quien a principios del triunfo del 59 vio la importancia de la cultura como un arma invaluable de la Revolución.
Un instrumento para que esa inmensa obra social pudiera tener en el mundo un escudo: a lo interno para protegernos, a lo externo para decir la verdad, precisó.
La cultura, agregó, es un hecho que ha salvado a la humanidad, porque ahora mismo vemos tanta matanza en esta tierra, tanto genocidio, como el de los hermanos palestinos, recordó quien fuera, precisamente, jefe de la oficina de derechos humanos del consejo municipal de Caracas, aunque por allá por la década del 90.
Sobre el fenómeno cultural en sentido general, y ese conjunto de saberes y conocimientos, también se refirió a cómo darle la vida sin cuartel, tener mucha fortaleza interior, porque hay que salvar la cultura.
En el aspecto negativo y el uso brutal de las redes sociales para incitar o instigar al trastorno psicológico, eso no se había visto jamás, ni tampoco esa ola de desamor en esta época actual, la desazón y guerra cruenta en el aspecto mental, paralela a la que ocurre en Palestina, lamentó el intelectual.
De igual forma, expuso el tema de los asedios que han tenido Cuba y Venezuela.
Su vida personal es tan intensa como su vida política, y es que a Tarek se le conoce por su amor a la música, sobre todo, por artistas y bandas anglosajonas, desde John Lennon hasta AC/DC, y por su afición al gimnasio.
Relató la historia del rapero Tupac Shakur y cómo lo admiraba por sus letras que abordaban los problemas sociales en los centros urbanos estadounidenses.
Lo de Shakur me impactó, pues su madre, Afeni Shakur, estuvo presa todo el embarazo y ella misma fue su abogada, con un pronóstico de condena de 300 años; salió en libertad, nació ese hijo brillante, y con tres atentados, el último, en 1996 con 25 años, lo matan, narró William Saab.
Su caso lo estudié tanto que me sirvió para reabrir el de otro rapero, Tirone José González Oramas, conocido por Cancerbero -también Catire o el último poeta hardcore- e investigar su muerte en extrañas circunstancias, quien despuntó como genio de la poesía, de la lírica, con poemas rapeados de una manera muy artística, con un alto nivel, con melodías las cuales coproducía con otro colega. Reabrimos el expediente y los asesinos de ese joven fueron condenados, narró.
Yo cuento sobre este asunto de Tupac Shakur porque hay que analizar cómo a veces la música o la literatura pueden convertirse en insurgente y rebelde frente al establishment, porque el nivel de influencia de la cultura ante las grandes mayorías es impresionante, manifestó a Prensa Latina.
Por eso esa enconada pelea del rap con el reguetón, porque este posee letras difamadoras a la mujer, promotoras de la infidelidad, de la violencia, del consumo de droga hasta morir, concluyó.
Con su presencia en la Feria Internacional del Libro de La Habana para presentar su obra “Discursos al pie del hemiciclo Parte I – 1999-2004”, William Saab demuestra nuevamente su gran pasión por la literatura y por su Venezuela.
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