El gremio de empleados de la Sociedad de Explotación de la Torre Eiffel (SETE) maneja lo posibilidad de que la protesta sea reconducible, un malestar que atribuyen a factores como la sobrevaluación del objetivo de visitantes, la subvaloración de su trabajo y la necesidad de un mejor mantenimiento de la instalación construida hace más de 130 años.
En el centro de las críticas está la ciudad de París, que posee el 99 por ciento del capital de la Sociedad.
Lamentamos que los visitantes se vean afectados por la medida, pero lo hacemos para garantizar que en los años venideros la calidad de la visita sea óptima, señaló a la cadena Franceinfo el delegado de la Confederación General de Trabajo (CGT) Stéphane Dieu.
Otro representante sindical cuestionó en el propio medio la demora en repintar el emblemático monumento situado a orillas del Sena, con casi 14 años pasados desde la última vez que se hizo, cuando normalmente es cada siete.
Por su parte, la dirigente sindical de la propia CGT Anne-Sophie Gomes da Silva demandó en el canal BFM TV un plan coherente y sostenible que “mantenga viva” a la Torre Eiffel, citando también la cuestión de la pintura, además del mantenimiento y los ascensores.
La SETE reconsideró sus pronósticos de visitantes, al bajarlos de siete millones 400 mil anuales a seis millones 500 mil.
jf/wmr