Desde que se conoció sobre su situación médica, fueron innumerables las muestras de cariño y preocupación de su pueblo, transmitidas a través de las redes sociales y otros medios hacia la cantante y humorista Neris Amelia Martínez Salazar, más conocida como Juana Bacallao.
Nacida en una familia humilde y huérfana desde muy temprana edad, la vis cómica de la cantante la llevó por muy disímiles vericuetos del espectáculo, desde el cabaret hasta la televisión, pasando por el teatro.
Aunque nunca realizó estudios formales de música, aprendió a tocar el piano y las tumbadoras, fungió como una especie de empleada doméstica, cuyo talento llamó la atención del compositor, músico y director de orquesta Obdulio Morales.
El maestro cubano promocionó su debut en el teatro Martí, de La Habana, con la interpretación de la guaracha “Yo soy Juana Bacallao”, que quedó como su nombre artístico, que luego trascendió las fronteras de la isla caribeña con el apodo de “Juana, la cubana”.
Artista «Show Woman», bautizada así por el maestro Morales, Juana se transformó en la Diosa negra de los cabarets cubanos.
En su modo de interpretar combinó letras de canciones con textos burlescos o trágicos, grandilocuente gestualidad y extravagante vestuario.
Única en su estilo, considerada una leyenda de la cultura de la cultura cubana, marcó un hito en la historia del cabaret, desde la década del 50′ del pasado siglo.
Juana Bacallao es la imagen también de la tradición picaresca popular de la nación antillana, sobre la base del desenfado con que asumió un repertorio bailable entre públicos de todo el mundo.
Galardonada con el Premio Nacional del Humor (2020), fue muy querida en México, Venezuela, Estados Unidos y Canadá; en este último país le otorgaron un Disco de Oro.
Se le reconoció además en República Dominicana, donde actuó durante varios años; fueron muchas las emisoras de Europa que publicitaron algunas de sus canciones y durante un extenso período tararearon su apelativo, sobre todo, entre los italianos.
La show woman de Cuba, título más que merecido a fuerza de décadas ante espectadores, fue ovacionada una y otra vez durante décadas gracias a su modo de actuar, la letra de las canciones que interpretaba y su extravagante vestuario.
Muchos músicos tomaron como suya la contagiosa melodía «Juana, la cubana», entre ellos, la desaparecida cantante de tex-mex, ranchera, pop latino y cumbia, Selena.
Recibió reconocimientos múltiples, como la Distinción por la Cultura Nacional, la medalla «Alejo Carpentier» y el mencionado Disco de Oro, entregado en Canadá.
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