El animal, de una especie en peligro de extinción, se encuentra en custodia temporal en el Zoológico de Quito, donde veterinarios evaluaron su estado de salud para descartar enfermedades infecciosas y su comportamiento.
A Tupak buscan alejarlo de zonas pobladas debido a que campesinos de la zona en la cual se encontraba lo consideran una amenaza tras comerse animales y cultivos.
El objetivo es reubicarlo en un lugar montañoso recóndito y remoto, donde haya garantías de no tener interacciones con el ser humano, para lo que se requiere un traslado en helicóptero.
Sin embargo, hasta ahora ese operativo no se ha podido realizar porque las aeronaves de las Fuerzas Armadas están en función de los operativos del conflicto armado interno declarado por el presidente Daniel Noboa contra el crimen organizado.
El Cuerpo de Bomberos de Quito no pudo ayudar porque su aeronave no tiene condiciones técnicas para sobrepasar la altura de la cordillera de los Andes con la carga de profesionales, el oso y equipo para monitoreo de su salud.
Este oso de anteojos, como también se conoce a dicha especie por las manchas de color claro en torno a sus ojos, se encuentra en esta situación por segunda vez, pues en febrero de 2023 fue reubicado luego de acabar con cabezas de ganado de campesinos de la provincia de Imbabura.
La problemática pone de relieve los problemas de pérdida de hábitat natural que los osos andinos experimentan ante la tala de árboles, la expansión de la agricultura y las urbanizaciones.
El protocolo para la liberación de Tupak, de cuatro años de edad, fue aprobado por el Ministerio de Ambiente, institución que aseguró en un comunicado que el regreso a su hábitat tendrá lugar “en los próximos días”, mientras la Fundación Cóndor Andino le colocará un collar para monitorear su estado y su bienestar.
rgh/avr