Al intervenir en el foro, la embajadora cubana ante la organización multilateral, Yahima Esquivel, instó a hablar de normalidad apostando por un futuro diferente al previsible, un planeta marcado por sociedades más injustas e inseguras.
¿A qué normalidad nos referimos?, a esa que ya era fatalidad para los pobres, los vulnerables, las mujeres, las víctimas del racismo y los pueblos oprimidos por sanciones y bloqueos, preguntó en su discurso.
De acuerdo con la diplomática, la comunidad internacional debería hacer posible el mundo mejor que la humanidad necesita.
Cuba seguirá profundamente comprometida con la Unesco y los valores que esta representa; confía en el liderazgo de la directora general, Audrey Azoulay, para fortalecerla y hacerla más relevante; y de conjunto con sus Estados miembros continuará enriqueciendo los vínculos para alcanzar las metas soñadas en un mundo más justo y menos desigual, afirmó.
Esquivel advirtió en el Consejo Ejecutivo de la organización de la ONU especializada en temas de educación, ciencia y cultura que la pandemia de la Covid-19 puso al descubierto la naturaleza del injusto orden internacional, resultado del modelo neoliberal imperante.
‘Un modelo que, con la complicidad de sus consorcios financieros y emporios mediáticos, intenta ahora pasarnos la factura de su crisis sistémica y estructural’, denunció.
La representante de la isla insistió en el foro en que la defensa de la vida humana se ha convertido en un imperativo ético, y también en la urgencia de lograr a escala global que las ciencias tengan un modelo de gestión centrado en la colaboración, la accesibilidad y el intercambio de información y datos en beneficio de toda la sociedad. A esta aspiración, la Unesco y sus programas pueden realizar un aporte clave, mediante la contribución al desarrollo de capacidades e infraestructuras, el fomento de una mayor participación social en las ciencias; así como de la transdisciplinariedad en diálogo con los saberes comunitarios, precisó.
mem/wmr