En ese entorno de notable significado histórico y patriótico fue clausurado, con una concentración popular, el IV Congreso del Partido Comunista y el líder histórico de la Revolución Cubana, Fidel Castro, pronunció un discurso que ratificó la continuidad de la firmeza y la intransigencia de la cual fue paradigma el prócer independentista Antonio Maceo.
Cuando la nación se adentraba en la crisis económica denominada Período Especial, que sobrevino a la caída del campo socialista en Europa e implicó para Cuba la pérdida de la mayor parte de su comercio exterior y otros obstáculos, el líder invocó, una vez más, a la estirpe gloriosa de su pueblo.
Tres décadas después, durante el Coloquio De Antonio Maceo al Socialismo, investigadores históricos y personalidades de la cultura en esta oriental provincia analizaron la impronta del llamado Titán de Bronce y su legado de dignidad que tuvo la expresión más alta en la Protesta de Baraguá (1878).
Los historiadores Frank J. Solar y Oscar Pérez, profesores de la Universidad de Oriente, expresaron el rechazo a la conjura que se prepara para el próximo 15 de noviembre, cuando se intentará manipular principios constitucionales en pos de avanzar hacia el anhelado cambio de régimen.
Otros participantes manifestaron igualmente el rechazo a esa maniobra contrarrevolucionaria, apoyada por legisladores y otros connotados agentes que desde Estados Unidos no cejan en los empeños contra la Revolución Cubana.
Asistieron al encuentro Lázaro Expósito, Primer Secretario del Partido en la provincia, y Beatriz Johnson, Gobernadora en el territorio.
La doctora Olga Portuondo, Premio Nacional de Ciencias Sociales e Historiadora de la Ciudad; Fátima Patterson, Premio Nacional de Teatro, y el escultor Alberto Lescay, líder del equipo que construyó la Plaza, tomaron parte también en la celebración.
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