Cuentan que lo escuchaban un millón de cubanos en medio de un silencio sobrecogedor. Se confirmaba así lo que tres días antes había conocido el pueblo de Cuba: la captura y posterior asesinato del revolucionario el 9 de octubre de ese año en Bolivia, bajo las órdenes de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos.
Fidel Castro habló en la Plaza de la Revolución de quien fuera ‘uno de los más familiares, uno de los más admirados, uno de los más queridos y, sin duda alguna, el más extraordinario de nuestros compañeros de Revolución’.
Recordó la noche de agosto de 1955 cuando en México conoció al Guerrillero Heroico -como también se le reconoce en Cuba- durante la preparación de la expedición del yate Granma, hecho que inauguró la lucha contra la tiranía de Fulgencio Batista (1952-1959) en la nación antillana.
Tras una larga conversación que reveló la comunidad de sueños e intereses entre ambos, el Che se integró al grupo y emprendió la marcha hacia Cuba.
Junto a los cubanos no solo fue el médico consagrado para sanar las heridas, también ‘el más distinguido de los soldados’, contó el líder histórico, al recordar las distintas batallas donde llegó a ganarse los grados más altos, pero también donde descolló su sensibilidad, profunda cultura e inteligencia visionaria.
Disposición inmediata a hacer siempre lo más difícil y a arriesgar su vida constantemente, tenacidad indomable y voluntad de acero, fueron rasgos de su carácter evocados por Fidel Castro.
‘Habríamos deseado de todo corazón verlo forjador de las victorias (…) puesto que los hombres de su experiencia, de su calibre, de su capacidad realmente singular, son hombres poco comunes’.
Mencionó también las distintas responsabilidades desarrolladas en Cuba tras el triunfo de la Revolución y antes de su partida a libertar a otros pueblos del mundo, como presidente del Banco Nacional, como ministro de Industrias, como máximo impulsor del trabajo voluntario.
Fue también el Che uno de los fundadores de la Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina, en un momento en el que el país caribeño necesitaba defenderse de las campañas mediáticas en contra de la naciente Revolución cubana.
‘Los enemigos creen haber derrotado sus ideas (…) Y lo que lograron fue, con un golpe de suerte, eliminar su vida física’, sentenció el líder histórico aquella noche de 1967.
En el año del 54 aniversario de su muerte, octubre vuelve a ser un mes de homenaje al Guerrillero Heroico en Cuba, a pesar de las condiciones impuestas por la pandemia de la Covid-19.
En espacios virtuales, centros laborales y educativos de la isla presidirán los tributos y las remembranzas a su obra.
Tal como expresara Fidel Castro, pudo morir el artista, pero nunca el arte al que entregó su inteligencia y al que consagró la vida.
acl/lrg