Diseñado con elegancia y dominio, la pianista y profesora cubana, ahora afincada en esta capital, alumna de Frank Fernández, regaló un mosaico de clásicos universales para cerrar con nombres propios de la cultura cubana, Ernesto Lecuona e Ignacio Cervantes.
La velada, en una repleta sala Gabriela Mistral de la Casa de América, fue un deleite absoluto.
La oportunidad de disfrutar de parte de su disco ‘Elegía para un sueño’, con producción de su maestro Frank Fernández en los estudios FF,Carlos del Vallin y masterización de Javier Monteverde de Madrid.
Introducciones a cargo de la historiadora y musicóloga Victoria Eli Rodríguez, cubana, profesora emérita de la Universidad Complutense, y Angel Vela del Campo, ensayista y crítico musical, para situar al auditorio ante un rosario de clásicos del pentagrama.
De partida, el sobrecogimiento con la Sonata no 2 op 35, primer movimiento, de Federico Chopin; luego el lirismo y la ternura con 10 de las 30 Escenas Infantiles op 15. Robert Schumann.
Cierta continuidad con Rondo sobre temas infantiles argentinos de Alberto Ginastera y Preludio I George Gershwin, para dejar la escena lista al acento de cubanía imprescindible.
Con el concurso del percusionista cubano Roberto González y la pianista asturiana Isabel Requeijo, La Comparsa y Danza de los Ñáñigos, de Lecuona;
Adiós a Cuba, de Cervantes, y una de las piezas más ovacionadas por razones obvias, Malagueña, también de Lecuona.
El toque de alegría y de las raíces puras de la isla caribeña para completar la actuación de Iliana Morales y sus acompañantes. Tres danzas para piano a cuatro manos, de Cervantes: Los delirios de Rosita Camagüeyana y Los Muñecos.
Las palabras de inicio del embajador Encargado de Negocios de Cuba en España, Eumelio Caballero, para recordar la fecha insigne en la historia de la mayor isla del Caribe, justamente el 20 de octubre, cuando se cantó por primera vez el Himno Nacional.
oda/ft/cvl