Expertos en el tema consideran que es este un proceso necesario para el control de la emergencia sanitaria, sobre todo teniendo en cuenta que la nación caribeña flexibiliza medidas como parte de la nueva normalidad y abrirá fronteras internacionales a partir del próximo 15 de noviembre.
De acuerdo con el reporte, la aplicación de los inmunógenos cubanos permitirá una respuesta a largo plazo y una selección de las células de memoria, que son las responsables de la producción de anticuerpos cuando el organismo se enfrente al coronavirus SARS-CoV-2.
La fuente aclaró que la estrategia es importante para incrementar la protección ante la peligrosa aparición de variantes genéticas del patógeno más transmisibles.
Según los especialistas en el tema, el tiempo que debe mediar entre la culminación del esquema completo de la vacuna y la inyección de refuerzo debe ser mínimo de cuatro meses.
La iniciativa tuvo en cuenta los detalles sobre qué grupos deben ser beneficiados, que serían aquellos expuestos a mayor riesgo, como los trabajadores de la salud, del sector turístico y en la frontera.
También la recibirían aquellas personas cuya capacidad de respuesta inmune a las vacunas está disminuida por la edad o alguna patología, o porque pasó un tiempo específico desde la administración de la vacuna y de manera natural la protección es menor.
Abdala fue producida por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, en tanto Soberana Plus es resultado del quehacer del Instituto Finlay de Vacunas (IFV).
Ambas mostraron una eficacia superior al 90 por ciento en el esquema de tres dosis, pero en el caso del fármaco del IFV este vino combinado con dos inyecciones anteriores de Soberana 02.
Cuba aplicó 25 millones 869 mil 765 porciones de sus propios fármacos antiCovid-19, por lo cual ya el 65,5 por ciento de la población (siete millones 326 mil 707 personas) fue inmunizada.
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