Dolor hondo nos causa la muerte del gran Pablo Armando Fernández. Con una obra poética y narrativa que lo llevó a ganar el Premio Nacional de Literatura, publicó Alonso en su perfil de la red social Twitter donde lo definió como «uno de nuestros escritores más queridos».
Nacido en el central Delicias de la entonces provincia de Oriente, el creador fallecido a los 92 años protagonizó uno de los momentos más altos de la lírica cubana de la segunda mitad del siglo XX.
El autor de obras relevantes como Los niños se despiden, Premio Casa de las Américas 1968; Golpe de dados, o la primogénita Salterio y lamentaciones, mantuvo un apego absoluto a la defensa de la cultura en la Revolución Cubana y su líder histórico Fidel Castro.
Su quehacer en el campo de las letras cubanas fue elogiado con justeza por el escritor y etnólogo, Miguel Barnet durante la Feria Internacional del Libro 2019 cuando destacó las cualidades poéticas del creador que, en 1961,recibió las llaves de la que sería la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, hoy Monumento Nacional
El también traductor de la poesía anglosajona, ensayista y dramaturgo cubano realizó estudios en la Universidad de Columbia, Nueva York e impartió cursos y conferencias en reconocidos centros académicos de Estados Unidos, Canadá así como la región latinoamericana.
En su país, lideró la revista Unión, codirigió el periódico Lunes de Revolución, fue secretario de redacción de la revista Casa de las Américas y miembro del consejo editorial de la Academia de Ciencias de Cuba y ejerció como jurado en el Premio Casa de las Américas, del Festival de Cine Latinoamericano de La Habana y del Premio Miguel de Cervantes (1992).
A sus múltiples reconocimientos se suman el Premio de la Crítica Literaria, la Distinción por la Cultura Nacional, la réplica del Generalísimo Máximo Gómezl y la Medalla Raúl Gómez otorgada por el Ministerio de Cultura.
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