Nadie mejor que Pedro Simón, su compañero sentimental desde 1975 hasta su deceso el 17 de octubre de 2019, quien presentará mañana miércoles en esta capital su obra “El arte coreográfico de Alicia Alonso”, en el teatro Valle Inclán, como parte del XXII Salón Internacional del Libro Teatral.
El diálogo con Prensa Latina en Madrid tiene lugar en una fría mañana otoñal y este hombre de hablar acompasado no esconde lo que se antoja como uno de sus denominadores comunes con otrora musa de Giselle, la pasión.
“Ella es una figura multifacética, gran bailarina, gran maestra pero también gran coreógrafa. Ocurre a veces que es tan excelsa su figura que, de cierta manera, algunas facetas les hacen sombra a otras”, comentó.
Pedro Simón es escritor, crítico e investigador de temas literarios y de la danza. Ha tenido la gentileza de obsequiarme un ejemplar de un volumen casi inédito, “Yo estuve allí”, con fotos históricas de sus andanzas por el mundo con Alicia.
Empero, ninguna digresión hará cambiar el rumbo de la charla con Prensa Latina, porque el nuevo texto, de unas 800 páginas, de Ediciones Cumbres, profusamente ilustrado, es el protagonista del momento.
“Debemos valorar que si ella solo se hubiese dedicado a hacer coreografías, hubiese pasado a la historia con éxito. Este libro recoge el trabajo de años de muchos compañeros, pero mío en particular recopilando, analizando, tratando de buscar los caminos, las bases de esta labor que no fue ni mucho menos casual”, explicó.
Alicia es un símbolo de la cultura, por quien los cubanos sienten un afecto muy especial, un orgullo, un emblema de la patria y merece ser conocida en todas sus dimensiones, acotó.
Acompañado por el notable investigador y dramaturgo José Ramón Neyra, con quien confeccionó asimismo una antología de textos, “Prosas cubanas”, con la Unión de Escritores y Artistas de Cuba recientemente a propósito del centenario de la bailarina, Simón subrayó detalles del anecdotario.
“Tuvo etapas de descanso de la coreografía para cumplir con sus otras múltiples obligaciones. Sin embargo, momentos muy prolíficos en que llegó a hacer cuatro coreografías en un mismo año, lo cual enaltece su increíble espíritu creativo”, analizó.
“A fines de la década de 1930 y en su etapa con el American Ballet Theatre se codeó con prestigiosos coreógrafos estadounidenses y le tocó ser protagonistas de sus obras con estrenos como bailarina, lo que reforzó su preparación”, destacó.
“En nuestro libro hacemos un recuento de su trabajo coreográfico desde su comienzo. Una valoración múltiple, con criterios de decenas de especialistas cubanos y extranjeros, que refrendan esta maravillosa herencia que completa su legado pedagógico, útil para escuelas de ballet, bibliotecas e instituciones”, precisó.
El arte coreográfico de Alicia Alonso reúne por primera vez una relevante información sobre su actividad en estos dominios y cubre prácticamente ocho décadas, y en la que se destacan por igual sus reconocidas versiones de los clásicos, como obras de absoluta originalidad y diverso estilo.
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