En un homenaje virtual de despedida ofrecido por organizaciones de solidaridad con Cuba, partidos, organizaciones sociales y personalidades de diversos ámbitos de la cultura, el diplomático reseño los cinco años y ocho meses que pasó en Perú.
“Regreso a Cuba con una mezcla apretujada de alegría y tristeza. He vivido momentos inolvidables e infinidad de emociones”, dijo y destacó su visita a la localidad de San Pablo, a orillas del río Amazonas, cuyos moradores erigieron una escultura a tamaño natural de Che Guevara.
“Pudimos vivir los pasajes de la película Diarios de Motocicleta, que recrea la estancia de Che en el leprosorio que pudimos visitar y donde saludamos a los enfermos”, dijo.
González evocó palabras de despedida de San Pablo del entonces joven trotamundos sobre la integración latinoamericana y destacó la influencia que el paso por Perú tuvo en el revolucionario. Evocó también los días del fallecimiento de Fidel Castro, el 25 de noviembre de 2016, y “la interminable fila de hombres y mujeres humildes de este pueblo, jóvenes y viejos, trabajadores, estudiantes, veteranos de luchas sociales, que rindieron homenaje a nuestro líder, algo que me queda como un pasaje grabado en bronce en mi memoria”.
Recordó las abundantes ofrendas florales, enviadas por personalidades y dirigentes populares, de homenaje a Fidel Castro y que, al no haber más espacio en los salones y jardines de la embajada cubana, cubrían la fachada de la sede.
Agradeció a la Coordinadora de Solidaridad Perú-Cuba y a sus dirigentes, “siempre cercanos, leales, identificados hasta el último átomo con nuestras posiciones”, como las casas de la amistad binacional.
También a la Asociación de Peruanos Graduados en Cuba, por su apoyo a las brigadas médicas cubanas; a la Asociación de Cubanos Residentes Raíces Mambisas y al colectivo de intelectuales Solicuba.
González extendió su reconocimiento a los partidos de amigos “siempre dispuestos a escuchar nuestras razones y entendernos, aunque no siempre las compartieran” y a las diversos colectivos ciudadanos y organizaciones políticas y sociales solidarias con la isla.
En nombre propio en su nombre y el de su esposa, la funcionaria Marlene García, expresó: “Quedo en deuda con todos. Sobre todo por la reafirmación de nuestra vocación latinoamericanista y antimperialista, se los debemos”.
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