A punto de concluir su labor, tras cuatro años al frente de la misión diplomática en esta nación europea, Martínez dialogó con Prensa Latina y exaltó, en particular, el trabajo de la Asociación de Amistad Portugal Cuba y sus núcleos en diferentes ciudades.
El apoyo del movimiento de solidaridad en momentos en que nuestro país enfrenta el bloqueo recrudecido de Estados Unidos, intentos desestabilizadores y la pandemia de Covid-19 ha sido increíble, no sólo desde el punto de vista moral, sino también con donaciones de medicamentos, materiales e insumos médicos, entre otros, indicó.
Ha sido, dijo, una solidaridad militante de apoyo a nuestro pueblo y a la representación diplomática. De verdad, tenemos amigos en Portugal, amigos de la Revolución y de nuestro pueblo, que ratifican que Cuba no está sola.
La embajadora reconoció también las muestras de respaldo recibidas de muchas personas identificadas con su país por una amplia gama de otras razones porque, afirmó, “a Cuba se le puede querer de muchas maneras”.
En cuanto a los cubanos residentes, señaló que son unos dos mil, quienes viven inmersos en las situaciones de la existencia cotidiana afectada por la crisis económica y la pandemia, amantes, la mayoría, de su nación, con familiares allá, a quienes apoyan a través de diferentes maneras.
Tras subrayar la labor a favor de la Revolución desarrollada por asociaciones formadas por ellos, señaló la existencia de un potencial de conciudadanos “con los cuales podemos ir adelante con nuestros proyectos aunque estén lejos de su país”.
En ese sentido, apuntó que en las actuales circunstancias “hay cubanos aquí que han realizado donaciones, especialmente medicamentos, y eso es meritorio”.
Nacida en la ciudad de Matanzas donde fue presidenta provincial de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media, Mercedes estudió Relaciones Internacionales en Kiev, Ucrania, cuando existía aún la Unión Soviética (URSS).
Una vez incorporada al servicio exterior cubano, cursó estudios en la Academia Diplomática de la URSS y laboró en las embajadas en Moscú, Kiev, Oslo y Lisboa, antes de ser designada embajadora en Serbia y regresar a Portugal como jefa de la misión diplomática de Cuba.
Aunque nunca pensó retornar a esta nación en funciones diplomáticas, considera fue una buena oportunidad para conocerla más, reencontrarse con amistades y otras personas, crear nuevas relaciones y trabajar por el desarrollo de los vínculos bilaterales entre Cuba y Portugal los cuales se mantienen en buen estado.
Concluimos esta etapa con la sensación del deber cumplido, aunque con la insatisfacción del revolucionario de que pudimos haber hecho mucho más porque hay potencial para ello, puntualizó la embajadora, para quien esta misión fue un reto debido a las condiciones impuestas por la pandemia para el trabajo diplomático.
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