Durante esta semana, a tono con el control de la Covid-19 y la llegada a la nueva normalidad, retomaron sus operaciones los aeropuertos y reinició la industria turística en el territorio con casi 20 mil vacacionistas, luego de casi dos años de restricciones y paralización de la actividad debido a la pandemia.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, encabezó el acto central por el reinicio del curso para más 700 mil alumnos, con los cuales ya suman alrededor de 1,7 millones los discípulos que están en 10 mil 754 instituciones educacionales del país.
El mismo día 15, cuando la isla mayor de las Antillas celebraba la nueva normalidad, los medios internacionales enfocaban sus coberturas en unas protestas que nunca existieron en el territorio, alentadas desde el exterior con el apoyo de agentes políticos internos.
El ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez ratificó que fracasó por rechazo popular la operación político-comunicacional promovida por el Gobierno de Estados Unidos contra su país, parte de la guerra no convencional para incitar a un clima de ingobernabilidad.
No ocurrió la anunciada caída de Internet en la nación caribeña y tampoco hubo la represión, marchas y militarización avisada por la prensa, señaló el canciller en su cuenta oficial de Twitter.
En una entrevista con la agencia de noticias AP, condenó la instigación y financiación de Washington, con fondos millonarios, de la subversión contra el territorio insular.
“Da la impresión de que Cuba es el único país del mundo en que una protesta que no existió se convierte en una noticia internacional”, subrayó el jefe de la diplomacia.
También en el diálogo, el titular negó haber establecido algún acuerdo con España para facilitar la salida hacia esa nación del supuesto desaparecido Yunior García, promotor de una convocatoria desestabilizadora para el lunes último.
“Supongo que (García) está ejerciendo el derecho que tiene cualquier cubano de viajar y moverse libremente”, dijo.
Como recordó AP, el lunes nadie acudió vestido de blanco a la intersección de las calles capitalinas Prado y Malecón (como se había planeado) o en los lugares convocados en otras provincias, ni sonaron los sugeridos aplausos y cacerolazos, ni se colocaron de sábanas blancas en señal de protesta.
Lo que sí sucedió el 15 de este mes y días anteriores fue que la sociedad civil llegó a espacios públicos para reafirmar su apoyo a la Revolución, celebrar la reapertura luego del control de la pandemia y festejar el aniversario 502 de la fundación de La Habana.
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