En la presentación durante un evento virtual del informe anual El estado mundial de la agricultura y la alimentación el director general del organismo de ONU para la Alimentación y la Agricultura, QU Dongyu, destacó que “la pandemia puso de relieve tanto la resiliencia como la debilidad de nuestros sistemas agroalimentarios”.
El texto detalla que la propagación del virus SARS-CoV-2 pasó a ser uno de los principales factores determinantes del último aumento de las estimaciones sobre el hambre mundial.
Precisó que sin la debida preparación las perturbaciones de carácter imprevisible seguirán socavando los sistemas agroalimentarios.
En tal sentido el organismo especializado recomienda que los gobiernos hagan de la resiliencia en los sistemas agroalimentarios una parte estratégica de sus respuestas a los desafíos actuales y futuros.
En la diversificación, tanto de fuentes de insumos, como de producción, mercados y cadenas de suministro, así como de actores, está la clave, precisó la FAO y argumentó que la diversidad crea múltiples vías para absorber las perturbaciones.
Apoyar la creación de pequeñas y medianas empresas agroalimentarias, cooperativas, consorcios y agrupaciones ayuda a mantener la diversidad en las cadenas de valor agroalimentarias nacionales, indica el texto, reseñado por la FAO.
Igual señala a la colectividad como esencial y explica que las redes agroalimentarias bien conectadas superan las alteraciones más rápidamente cambiando las fuentes de suministro y los canales de transporte, comercialización, insumos y mano de obra.
Mejorar la capacidad de resiliencia de los hogares vulnerables para asegurar un mundo sin hambre es otro de los factores importantes señalados por FAO a favor de la resiliencia, lo cual, explicó, puede lograrse a través de la mejora del acceso a activos, a fuentes diversificadas de ingresos y programas de protección social en caso de crisis.
La Covid-19, entre otros factores, arrastró hasta 161 millones de personas más a la inseguridad alimentaria en 2020, respecto al año anterior, según el informe, el cual mostró que entre 720 y 811 millones de personas sufrieron por ese mal el pasado año.
El texto reiteró que alrededor de tres mil millones de personas están privadas de una dieta saludable para protegerse contra la malnutrición y alerta que otros mil millones corren igual peligro, si alguna perturbación redujera sus ingresos en un tercio.
Además, llama la atención que los costos de los alimentos podrían incrementarse para 845 millones de personas si se produjera una alteración de las rutas de transporte fundamentales.
El documento de FAO reconoce que incluso antes de la pandemia el mundo no estaba en vías de cumplir el compromiso común de poner fin al hambre y la malnutrición en todas sus formas para 2030, pero que en este caso la pandemia alejó aún más esa meta.
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