Los 72 caravanistas pertenecientes a 21 estados del país norteño, que arribaron a La Habana desde el pasado 26 de noviembre, conocieron allí cómo autoridades cubanas, de conjunto con los vecinos, intentan dar respuesta a las necesidades de la población, con un programa de Gobierno que impacta en disímiles sectores de la sociedad.
En declaraciones a Prensa Latina Dorlimar Lebron, miembro de la junta directiva de Pastores por la Paz, reconoció sobre todo la posibilidad de los ciudadanos de acceder a nuevos hogares, algo que en su país constituye uno de los principales problemas, pues “si no tienes dinero para pagar te quedas sin vivienda”.
Precisamente, el plan de transformación en La Timba comprende la conservación y mantenimiento de edificios, la construcción de nuevas moradas para personas que viven en estado crítico y la rehabilitación de ciudadelas con sus infraestructuras, que benefician a unos cuatro mil habitantes.
En el recorrido Gail Walker, directora ejecutiva de la organización interreligiosa estadounidense, comentó que “es asombroso lo que Cuba está haciendo tratando de construir oportunidades para los miembros de la comunidad”.
Walker abundó también en declaraciones a la televisión nacional que entre las experiencias más preciadas de este viaje está el trabajo de Cuba en las comunidades, en la utilización de recursos para mejorar el bienestar el pueblo y crear nuevos espacios para los jóvenes.
Los caravanistas visitaron además el proyecto Todas las manos, de la fundación Nicolás Guillén y realizaron periplos por avenidas, calles recién asfaltadas y conversaron con cubanos en las instalaciones más significativas de la localidad.
De igual forma, dialogaron con Francarlos Porras, líder del proyecto comunitario ´Entimbalao´, dedicado a restaurar vehículos para el sector privado y estatal.
Somos un ejemplo de cómo desde la responsabilidad de un proyecto privado podemos hacer más por nuestra gente, dijo Porras.
Desde su llegada al país, la XXXI Caravana Pastores por la Paz cumple una intensa agenda en los territorios de La Habana y Matanzas (Occidente), con encuentros en organizaciones femeninas, obreras, y recorridos por instituciones educativas, y centros de interés histórico y social.
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