La guerra irregular contra el Gobierno revolucionario organizada desde mediados de enero de 1959 por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos en las montañas del Escambray, actual provincia de Sancti Spíritus, pretendió frustrar con ese y otros hechos la Campaña de Alfabetización.
“Yo soy aquí el maestro”, afirmó Ascunce a sus captores, quienes valiéndose del engaño lograron desarmar a Lantigua aquella tarde para luego ahorcar a ambos con alambres.
El crimen desató la indignación popular y miles de jóvenes se sumaron a la Campaña, valorada hoy como el primer gran acontecimiento cultural de la Revolución.
Esa cruzada por el saber sin parangón en América y en el mundo, se mantuvo incluso durante la invasión mercenaria de abril de 1961 por Playa Girón.
Gracias a la epopeya educativa aprendieron a leer y escribir en pocos meses más de 700 mil cubanos, lo cual permitió a este país rebajar su índice de analfabetismo de 23,6 a 3,9 por ciento, mientras quedaron como iletrados solamente personas de avanzada edad o con padecimientos de salud invalidantes.
El 22 de diciembre de 1961 en una multitudinaria concentración en la Plaza de la Revolución, Cuba fue proclamada Territorio Libre de Analfabetismo.
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