Después de una reunión de seguridad de emergencia este lunes, el gobierno decidió detener abruptamente los planes para permitir viajes a trabajadores y estudiantes calificados, por preocupaciones sobre la nueva cepa de Covid-19.
Morrison describió el retraso como «una decisión necesaria y temporal» basada en el consejo médico, luego que se detectaron en esa nación cinco casos de esa variante del coronavirus hasta ahora.
La pausa temporal garantizará que Australia pueda recopilar la información que necesitamos para comprender mejor la variante, dijo el mandatario.
El premier citó nuevas preocupaciones sobre «la eficacia de la vacuna, la variedad de enfermedades, incluso si puede generar síntomas más leves, y el nivel de transmisión».
Este domingo, las autoridades ordenaron una cuarentena de 14 días para los ciudadanos que regresan de nueve países africanos.
Las fronteras de Australia han estado cerradas a la mayoría de los no ciudadanos durante más de 20 meses, lo cual ha provocado escasez de mano de obra y golpeado a la vital industria turística.
Solo el regreso de los estudiantes extranjeros tiene un valor aproximado de 35 mil millones de dólares australianos (25 mil millones de dólares) al año para la economía nacional.
Ómicron es considerada una «variante de preocupación» por la Organización Mundial de la Salud y es potencialmente más contagiosa que algunas anteriores, pero aún no se sabe si causará daños más o menos graves en comparación con otras cepas.
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