Así lo afirman en un artículo los académicos de la Universidad Americana Edward Lozansky y Matthew Ehret, al analizar lo que llevó al mandatario a invitar a cerca de 110 países a la cita que se celebrará del 9 al 10 de diciembre próximo y que algunos medios califican como evento perturbador.
La próxima Cumbre de la Democracia fue impulsada por la creencia de que Estados Unidos sigue siendo la única potencia global capaz de dictar los términos del orden mundial, señalan los expertos en antiwar.com.
Vistas por sus patrocinadores como “el lugar de encuentro histórico de los estados liberales amantes de la libertad”, la cita excluye a más de 100 países del diálogo y algunos de ellos creen que se hizo porque reclaman el derecho a poder determinar su futuro sin que se lo impongan otras potencias, sostiene la publicación.
Esto ocurre, puntualizó el informe, en un momento en el que problemas crecientes como la pandemia, el cambio climático, la escasez de energía, agua y el hambre, entre otros, requieren la cooperación de las naciones del mundo en lugar de su mayor división.
Agregan los académicos que Washington expande su polarización interna más allá de sus fronteras con la idea del cónclave, en momentos en que los vientos de “otra gran guerra están cobrando fuerza, y la lista de respetables creadores de opinión que predicen nuestro camino dormido hacia una catástrofe nuclear» sigue creciendo.
Advirtieron que hoy en día nos encontramos en una posición en la que la Tercera Guerra Mundial impulsada por un lanzamiento total de armas nucleares ya no suena impensable.
Así que aquí estamos, subrayaron, en la cúspide de la hipócrita Cumbre de la Democracia, cuando nos enfrentamos a un destino peor que cualquier cosa vista durante la Guerra Fría.
En lo que respecta a la seguridad mundial, la Cumbre Estados Unidos-Rusia-China es mucho más importante que la hueca de la Democracia, que dividiría aún más al mundo en lugar de unirlo, señalaron.
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