Comenzamos el proyecto hace 15 años y desde entonces expandimos y desarrollamos una tecnología utilizada en la actualidad en numerosos países, explicó a Prensa Latina el director del Centro de Investigaciones de Estructuras y Materiales de la Universidad Central de Las Villas.
Para 2030 podríamos contar con una capacidad de producción mundial de unos 50 millones de toneladas, lo cual representaría una reducción de 10 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2), resaltó.
Al respecto, indicó que el planeta se dirige hacia la adopción de normas ecológicas más rigurosas, entre las cuales están los impuestos a los tipos de cementos que emitan más de 600 kilogramos de dióxido de carbono (CO2) por cada tonelada.
Sin embargo, aseguró, el nuestro solo emite 475 kilogramos de CO2, una cifra mucho más baja que los producidos en Cuba.
Estamos hablando de un producto más ecológico, con las mismas propiedades que los cementos puros, con una alta durabilidad (en especial en ambientes costeros), y con un precio hasta un 40 por ciento inferior, expresó.
Durante el diálogo con Prensa Latina, el experto relató el proceso de creación del LC3.
En 2009 nos dimos cuenta que las arcillas calcinadas tenían una interacción con las piedras calizas en el cemento, por lo cual se obtiene un material muy bueno con muy poco contenido de clinker, el componente que más energía consume en el proceso, subrayó.
Hasta esa fecha, señaló, se había logrado bajar hasta un 65 por ciento la cantidad de clinker, pero incluso muchos de esos cementos comprometían las propiedades adecuadas y por tanto eran rechazados.
Martirena indicó que con el LC3 se logró reducir hasta un 50 por ciento, “pero con la resistencia de los cementos más puros”.
“Es una tecnología disruptiva porque va a cambiar el panorama de la industria cementera, y como cubanos estamos orgullosos de ello”, recalcó.
El ingeniero reveló que ese novedoso producto ya se fabrica en Colombia y Costa de Marfil, aunque manifestó que la cifra crecerá porque hay interés de compañías de otros siete países.
En la India fueron elaboradas mil toneladas de modo experimental con excelentes resultados, comentó.
Martirena destacó que en Cuba fue instalada un pequeña planta experimental con capacidad de dos toneladas diarias en la central provincia de Villa Clara y planean montar otra de 40 toneladas diarias en la Isla de la Juventud.
No obstante, aclaró que se trabaja para levantar dos más con capital extranjero en la occidental Zona Especial de Desarrollo Mariel y en la provincia de Cienfuegos.
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