Nacida en Matanzas, en la localidad de Jovellanos, el 23 de abril de 1936, en un ambiente familiar conformado mayoritariamente por descendientes de esclavos, la autora bebió de esa fuente primigenia integrada por sus cantos, poesía y cultura ancestral.
Considerada la Eterna Cimarrona de las letras cubanas, Herrera formó parte del legendario grupo literario El Puente, junto a figuras reconocidas de principios de los años 60 tras el triunfo de la Revolución, y se vinculó al universo radial para desarrollar su discurso enfocado al pensamiento antirracista.
Su acervo literario destacó, además, por el énfasis feminista y la conciencia racial que marcó su relación entrañable con África y la vital herencia en Cuba, donde también ejerció como guionista de programas radiales, televisivos y de proyectos cinematográficos.
En 1970 mereció el premio de poesía de la de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, y en esa misma década fue elegida presidenta de la Sección de Escritores, de la Asociación de Cine, Radio y Televisión.
Traducida a varios idiomas, su bibliografía contempla títulos como Gentes y cosas (Ediciones Unión, 1974), Granos de sol y luna (Ediciones Unión, 1978), Gatos y liebres (Ediciones Unión, 1978), Grande es el tiempo (Ediciones Unión, 1989), Gustadas sensaciones (Ediciones Unión, 1996) y Gritos (Colección Papeles del Minotauro, Miami, 2004).
En vida, Herrera fue jurado de prestigiosos concursos, entre ellos, el premio Casa de Las Américas y el Nacional de Literatura y mereció numerosos reconocimientos como las medallas Alejo Carpentier y Raúl Gómez García así como la Distinción por la Cultura Nacional.
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