La milicia Ejército Nacional apadrinado por Ankara, intensificó en las recientes horas sus bombardeos contra los enclaves del ejército sirio en las zonas del norte de la provincia de Idlib y oeste de Alepo, lo cual llevó los uniformados sirio a responder e infligir daños humanos y materiales en las filas de extremistas atacantes.
De acuerdo a un oficial del ejército sirio citado por el diario al-Watan, varias posiciones de artillería, almacenes de armas y fortificaciones de la Junta para Liberación del Levante, agrupación radical que figura en la lista del terrorismo internacional, fueron destruidas en las inmediaciones de las localidades de Kafer Taal y Kafer Nouran.
Mientras tanto, las fuerzas turcas y sus milicias atacaron con artillería y morteros desde las zonas que ocupa en el norte y nordeste de Alepo, varias localidades en los municipios de Manbej y Al-Bab, lo cual obligó cientos de familias a abandonar sus hogares mientras sus propiedades sufrieron considerables pérdidas.
A su vez, las llamadas Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), respaldadas por Washington y calificadas de terroristas por Ankara, atacaron con cohetes desde sus posiciones en las localidades de Karbeyli y Bashli a los poblados bajo dominio de grupos proturcos provocando daños materiales y desplazamiento de algunas familias.
En medio de esta tensa situación, dos armados perdieron su vida y otros resultaron heridos en luchas internas que estallaron en la ciudad de Al-Bab al norte de Alepo entre bandas terroristas afiliados a la denominada “División al-Hamza” afín a Ankara.
En el norte de la provincia nororiental de Hasakeh, los guardias fronterizos turcos abrieron el fuego de sus ametralladoras contra un pastor sirio causándole graves lesiones.
Partes de las provincias de Idlib, Alepo, Raqa y Hasakeh están dominadas por militares turcos y milicias locales que patrocinan, y atacan diariamente las fuerzas del ejército sirio y las FDS.
El gobierno de Damasco reafirmó en más de una ocasión, que el caos y la inestabilidad que reinan en las zonas del norte del país se deben a la presencia militar turca y de grupos terroristas y separatistas apoyados por Washington y Ankara.
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