Habrá que esperar a los balances oficiales para conocer el alcance de la protesta, pero gremios como el SNUipp-FSU, uno de los principales en el ámbito de la enseñanza, vaticinaron hasta un 75 por ciento de acompañamiento y la mitad de las instalaciones clausuradas.
De acuerdo con los sindicatos, el paro buscar reflejar la cólera de maestros, directivos, padres y otras personas con las políticas y los protocolos aplicados para frenar la propagación de la pandemia en las aulas, al centrar las críticas en el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer.
Estamos en plena crisis sanitaria y no es fácil decidirse a ser parte de una medida así, pero los tres cambios sucesivos en los protocolos sanitarios en una semana son una muestra de lo que vivimos desde hace dos años, advirtió Bruno Bobkiewicz, secretario general del Snpden, que agrupa a personal de dirección.
Blanquer reprochó el llamado a la protesta, al afirmar que “no se hace huelga contra un virus”, mientras el presidente Emmanuel Macron defendió la gestión del gobierno frente a la Covid-19 en la educación, aunque reconoció que “ningún sistema es perfecto”.
El gremio nacional de liceos, colegios, escuelas y superiores respondió que la huelga no es contra un virus, sino contra un ministro de Educación y un gobierno, que son los que toman las decisiones.
Por su parte, el SNUipp-FSU, el cual agrupa a maestros afiliados a la Federación Sindical Unitaria, calificó de “un lío indescriptible” la situación imperante.
Según el historiador de la educación francesa Claude Lelièvre, se trata de una movilización inédita en el sector.
No es como otras veces, en las que los sindicatos lanzaron un llamado único, aquí comenzó por uno y poco a poco se fueron sumando los otros para decir basta, explicó citado por el diario Le Figaro.
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