Diversas actividades se desarrollan o están previstas en Francia para recordar al dramaturgo, actor y poeta que revolucionó la comedia moderna, entre ellas la exposición “Molière, la fábrica de una gloria nacional” en Versalles, a pocos kilómetros de esta capital.
Uno de los autores más leídos, traducidos y representados en el mundo sigue siendo un misterio, ya que Jean-Baptiste Poquelin no dejó manuscritos ni cartas, una cuestión que vuelve a motivar por estos días a los investigados, a la par que se llevan al público sus obras y se realizan conferencias para evocarlo.
Orgullo nacional, favorito del rey Luis XIV y creador de clásicos como Las Preciosas Ridículas (1559), Tartufo (1564), El Avaro (1603-04) y La Escuela de los Maridos (1561), Molière no ha entrado al Panteón, donde reposan los restos o cenotafios de 80 personalidades francesas.
Figuras de la cultura y de la política, como las candidatas presidenciales Anne Hidalgo y Valérie Pécresse, reclamaron una vez la presencia del genio en esa instalación parisina, ante el aparente obstáculo de que está reservada para grandes hombres y mujeres posteriores a la Ilustración y la Revolución.
mem/wmr