Desde sus inicios, este organismo funciona como brazo económico de la política injerencista del Gobierno de Estados Unidos, junto a la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usaid), en beneficio de organizaciones no gubernamentales (ONG), rechaza el análisis de la publicación.
En 2020, las cifras enviadas a estas entidades alcanzaron desde los 20 mil a los 650 mil dólares con propósitos que van desde la formación de líderes, atención a periodistas y blogueros, promoción de arte y denuncia a supuestas violaciones de derechos humanos.
«Según los datos difundidos por la NED, durante ese año se invirtieron más de cinco millones de dólares con ese propósito, a los que hay que sumarles los recursos aportados a las ONGs y fundaciones que no aparecen en el capítulo de Cuba, pero que actúan contra la isla», precisa.
A esto se añade los fondos canalizados a través de la Usaid y de otras organizaciones similares.
Desde el organismo se tilda de «regímenes más autoritarios» a los de Cuba, Nicaragua y Venezuela, países abiertamente agredidos a través de la red de fundaciones y de ONG que tiene esta entidad.
Al mismo tiempo, estas naciones fueron difamadas desde los medios de comunicación también financiados a través de estas organizaciones o de otras similares, rechaza el texto.
Durante los años de la pandemia, 2020 y 2021, las administraciones de Donald Trump y Joe Biden profundizaron el bloqueo con nuevas medidas, recuerda el análisis.
Esta política impidió la entrada de medicamentos, respiradores, combustible y recursos económicos para enfrentar la crisis provocada por la Covid-19 en la mayor isla de las Antillas.
En ese marco, se fomentaron además protestas para desestabilizar al Gobierno e intentar así darle a la isla el golpe final un nuevo intento fallido que generó malestar y sufrimiento en el pueblo cubano, pero que no logró doblegarlo.
mem/ebr