La agenda de Roble incluye varias reuniones con funcionarios emiratíes para tratar, entre otros asuntos, el fortalecimiento de los lazos bilaterales.
Será el primer viaje de un alto funcionario somalí a Dubai desde que en abril de 2018 lo hizo el entonces primer ministro Hassan Ali Kheyr, pero desde entonces las relaciones se deterioraron por la incautación en Mogadiscio de nueve millones de euros a funcionarios diplomáticos.
Roble prometió a principios de este año devolver el dinero, una medida que marcó el inicio de la vuelta a la normalidad en los vínculos, lo cual incluyó el envío de 55 toneladas de ayuda humanitaria a la nación del cuerno de África para capear las consecuencias de la sequía.
Sin embargo, su némesis política, el presidente Mohamed Abdullahi «Farmajo», declaró que los fondos eran ilícitos y estaban destinados a la desestabilización del país.
El viaje tiene además como trasfondo la orden dada por un tribunal regional de esta capital para que el dinero continúe en Somalia «hasta que la investigación sobre su procedencia haya terminado».
La disputa diplomática llevó a las autoridades emiratíes al cierre de una instalación militar y un hospital en Mogadiscio, mientras que el jefe de Estado (cuyo mandato terminó en abril del año pasado) acusó en varias ocasiones a EAU de instigar el caos.
Somalia vive una gran inestabilidad política desde el derrocamiento en 1991 del ya fallecido presidente Mohamed Siad Barre.
No obstante, la estancia de Roble sigue a la de otros mandatarios africanos a Dubai como la de su homólogo etíope, Abiy Ahmed, y la del presidente egipcio, Abdel Fattah al Sisi.
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