Logramos apartar la piedra que nos molestaba, indicó el jefe del gobierno checo, Petr Fiala, durante en una conferencia de prensa conjunta con su homólogo Mateusz Morawiecki.
El líder polaco de su lado expresó confianza en que su anfitrión retire los reclamos ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (UE) “hoy o mañana».
Hasta ahora el ejecutivo checo se opuso a los planes de Varsovia relativos a la ampliación del yacimiento, bajo el pretexto de que disminuiría el nivel de las aguas subterráneas y provocaría desabastecimiento a las localidades próximas.
En mayo pasado el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE) ordenó a Varsovia suspender las operaciones de la mina hasta resolver el litigio, y este país que advirtió sobre el impacto que para el medio ambiente implica la explotación del yacimiento.
Ante los incumplimientos del Gobierno polaco, el TJUE le impuso en septiembre una multa de 500 mil euros diarios hasta que cesen los trabajos de explotación, pero el ejecutivo de esa nación se negó hasta hoy a cumplir con la sanción.
La mina a cielo abierto alimenta una estación de energía que aporta cerca del siete por ciento de la electricidad de un país que depende del carbón para cubrir gran parte de sus necesidades energéticas y prometió transitar hacia fuentes más limpias y cerrar el último yacimiento en 2049, en consonancia con los objetivos de la UE.
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