Sus palabras, las que logró expresar sin que, como advirtió, ‘las emociones traicionaran a la razón’, impactaron a los reunidos en un pequeño teatro de la humilde barriada de San Miguelito, en esta capital, donde los galenos clausuraron una jornada científica sobre el enfrentamiento a la Covid-19 en Panamá.
‘Mis hijos estaban sumamente angustiados’ porque su mamá permanecía en la unidad de cuidados intensivos, pero al escuchar la voz de apoyo del personal cubano surgió en ellos ‘un grado de esperanza y fortaleza’, especialmente cuando supieron que la brigada médica de Cuba velaba por ella.
Vlado trasmitió a sus descendientes que el valor más importante del ser humano es la solidaridad, y al contar la anécdota se volvió a los galenos presentes y dijo: ‘el pueblo de Cuba, en las personas de ustedes, los brigadistas médicos, han demostrado que eso es real. No hay solidaridad, ni hermandad que se pueda bloquear’.
Le antecedieron en la palabra otros oradores, cuyo denominador común fue la gratitud ‘a nombre del pueblo panameño’, entre ellos la luchadora social Maribel Gordón, quien con encendido verbo evaluó la estancia de la brigada cubana como la victoria de la medicina humana sobre la mercantilista.
Gordón, quien en nombre de las organizaciones populares panameñas nominó al Premio Nobel de la Paz al Contingente Médico Internacionalista Henry Reeve, les aseguró que independientemente del deseado fallo de otorgamiento, ya son merecedores de ese galardón por su labor altruista en favor de la salud del mundo.
Como quien asiste a una clase, los presentes no médicos siguieron también con atención el análisis del doctor cubano Jorge Enrique Aguiar, quien presentó una ponencia bajo la seductora pregunta ¿Es el corazón de la mujer el más afectado por la Covid-19?
Gráficos, curvas, estadísticas y un sinnúmero de explicaciones científicas negaron esa posibilidad, y la balanza sobre perjuicios mayores, e incluso más nivel de contagio, se inclinó a los hombres quienes lideran las cifras de fallecidos e infectados al tomar en cuenta el género.
Pero Gordón retomó las conclusiones del científico para afirmar que si en la muerte biológica, tal como la conocemos, las féminas no tienen la peor parte, en la vida cotidiana, como protectoras de la familia, mueren espiritualmente ante la enfermedad de cualquier miembro de su hogar, por quienes velan celosamente.
El colofón de lo que pareciera el inicio de la jornada de despedida de la brigada médica, cuya misión está a punto de concluir, fue un encuentro de los galenos con coterráneos integrantes de la Asociación Martiana de Cubanos Residentes en Panamá, quienes aseguraron que siempre unidos tenderán ‘puentes de amor’.
También en las palabras del integrante de la asociación Humberto Pérez se sumó el agradecimiento ‘por toda la ayuda prestada a este pueblo hermano que nos acogió como sus hijos’, al tiempo que resaltó las huellas de ‘humildad, trabajo y sacrificio’ que dejan los médicos.
El simbolismo del encanto de salvar vidas quedó plasmado en la obra Canal de Vida, de Carlos Guzmán, pintor cubano residente en Panamá, obsequio que acompañará a estos integrantes del Contingente Henry Reeve cuando regresen a casa como síntesis artística que inmortaliza su paso por el país istmeño.
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