Durante un panel por el aniversario 60 de este suceso en el Instituto Superior de Relaciones Internacionales, Eduardo Delgado, profesor y destacado diplomático, se refirió a pasajes poco conocidos de aquel momento y hechos que le antecedieron y que aparecen en un libro aún inédito denominado La batalla diplomática de Cuba en la OEA.
Cuba rememora II Declaración de La Habana
Entre las revelaciones señaló la confesión del canciller peruano a su homólogo cubano de que su país había sido encargado de convocar a la reunión de San José en Costa Rica en la que se buscaba condenar a Cuba en 1961.
Señaló que para alcanzar los votos necesarios para convocar a la reunión de Punta del Este, Uruguay, Estados Unidos accedió a entregar un préstamo a uno de los países indecisos en su voto.
No obstante, precisó todo lo que se hizo contra Cuba en la OEA era ilegal porque la Carta de su constitución de 1948 no contemplaba la separación de ninguno de sus miembros.
Luis Suárez, escritor e investigador, destacó que la rememoración de este suceso es una oportunidad para retornar a esta historia en la que están las piedras fundacionales del marxismo cubano, latinoamericano y antimperialista y de la proyección externa de la Revolución Cubana.
La II Declaración de La Habana fue un acto de democracia aprobado en la Asamblea General del Pueblo, y además un hecho cultural porque en ella se habla de la necesidad de una batalla de ideas y se produce una ruptura con conceptos tradicionalistas del movimiento comunista mundial.
Rafael Hidalgo, investigador del Instituto de Historia se refirió a los aportes del documento con su análisis complejo de la realidad latinoamericana señalando los sectores que podían liderar movimientos revolucionarios y las causas del subdesarrollo de la región.
En el documento se esbozan problemáticas sociales del continente que aún están pendientes de solución y plantea a la unidad de los pueblos como una necesidad para alcanzar el éxito, añadió.
La II Declaración de La Habana reafirmó el carácter socialista y latinoamericanista de la Revolución y plasmó la decisión de la isla de resistir y construir el socialismo, pese a dificultades o presiones.
Un día antes, el 3 de febrero de 1962, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, firmó la orden ejecutiva 3447 que formalizó el bloqueo contra la isla, medida que buscaba asfixiar a la Revolución y que aún está vigente, pese al rechazo internacional.
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