El 24 de marzo de ese año, el Departamento del Tesoro estableció la prohibición de entrada a territorio norteamericano de cualquier producto elaborado total o parcialmente con materia prima o producciones cubanas, aunque vinieran de un tercer país.
La medida tuvo gran impacto para el intercambio con importantes socios comerciales de La Habana, en particular, las naciones de Europa Occidental.
A partir de entonces, estas no podrían usar el azúcar o el níquel que adquirieran para sus producciones de exportación al gran mercado de Estados Unidos, lo que resultó en la práctica una de las primeras medidas extraterritoriales del bloqueo.
La disposición se sumó a la larga lista de sanciones de Washington contra Cuba que incluyó la prohibición a empresas subsidiarias de Estados Unidos comerciar con la nación caribeña desde cualquier otro territorio.
La política, además, limitó la exportación de equipos, productos o cualquier tecnología con más del 10 por ciento de componentes estadounidenses y prohibió la entrada en puertos de ese país de naves que comercien con Cuba.
Asimismo, se adoptaron medidas punitivas contra instituciones y nacionales de otros territorios involucrados en sus relaciones comerciales.
En octubre de 2020, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, aseguró que los daños acumulados durante casi seis décadas de bloqueo ascienden a más de 144 mil 413 millones de dólares.
‘Si se toma en cuenta la depreciación del dólar, estos datos superan el billón de dólares, lo que para una economía pequeña como la de Cuba es una carga abrumadora’, dijo.
En el contexto actual, el cerco plantea un desafío en el enfrentamiento a la crisis sanitaria provocada por la Covid-19, al establecer limitaciones extraordinarias, denunció además Rodríguez durante la presentación del informe sobre los daños de esa política estadounidense.
mem/ebr/cvl