Los líderes del grupo delictivo empleaban en sus transacciones una fachada de licitud, mensajes cifrados difíciles de intervenir y aviones, añadió el diario ABC Color, basado en una investigación de la Fiscalía.
La estructura narco aparentaba alta demanda de comercio exterior para no levantar sospechas en sus movimientos financieros, al coordinar la provisión logística y el pago de la droga, según la “Operación A ULTRANZA PY”.
El tráfico del grupo incluyó enormes cargamentos, como el confiscado en Bélgica en 2021, de 10 mil 964 kilos de cocaína; otro en el mismo país en 2020, de mil 131 kilos; y un tercero a Países Bajos, de cuatro mil 174 kilos.
La Fiscalía estima que el cabecilla del grupo es el uruguayo Sebastián Enrique Marset (alias “Facilitador”), quien enlazaba a entidades paraguayas con las de países como Bolivia para proveer la cocaína, agrega ABC.
Los cargamentos eran transportados luego con aviones a cargo de Miguel Ángel Insfrán Galeano (alias Tío Rico) y camiones con carretas adecuadas y doble fondo para el traslado de la sustancia de un punto a otro.
Un trío de esas aeronaves, de acuerdo con la pesquisa, estaban registradas a nombre de las empresas Barakah SRL, El Porvenir SA, dedicada a la metalurgia, y la Agroganadera e Industrial Sol Naciente SA.
Los aviones eran de Gilberto Esteban Sandoval, quien contaba con 13 al servicio del grupo, aunque, para no despertar sospechas, los registraba a nombre de otras personas físicas y jurídicas.
Según la imputación fiscal, la cocaína era trasladada hacia el continente europeo mediante un perfil confiable sin levantar sospechas de las autoridades.
Representantes de esas sociedades en Paraguay intercambiaban correos electrónicos con empresas importadoras extranjeras, que utilizaban identidades de firmas ya existentes en Europa.
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