Cuando Biden transmita esta noche su mensaje sobre el Estado de la Unión otros temas de los que quiere y necesita hablar, dado que sus índices de aprobación están en un punto bajo y la nación está polarizada y cansada, serán desplazados de la atención pública por la situación en Europa.
Ucrania “está siendo llevado a casa de forma visceral, minuto a minuto, en las pantallas de televisión y los teléfonos móviles de los estadounidenses, señaló Niall Stanage en su habitual columna The Memo.
El alcance y la intensidad de la historia erosionaron la esperanza que albergaban los aliados de Biden de que podría utilizar el discurso para restablecer su suerte política. Ese reajuste parece muy necesario, destacó.
Según un sondeo del Washington Post-ABC News publicado este fin de semana, la actuación del presidente obtuvo la aprobación de sólo el 37 por ciento de los estadounidenses y la desaprobación del 55 por ciento. Fue su calificación más baja hasta la fecha en esa encuesta, subrayó el columnista.
La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki dijo a medios de prensa que “la gente espera oír de Biden cómo vas a dirigir el país, y creo que la gente escuchará eso del presidente».
El reto de Biden es abordar una crisis internacional de gran envergadura y, al mismo tiempo, mostrarse receptivo en una serie de otros asuntos a los que se enfrenta la nación, desde la inflación hasta la pandemia del COVID-19, señaló Stanage.
El problema para Biden es multifacético. Pero uno de los retos es articular un plan convincente y coherente sobre cómo lidiar con el problema ucraniano, al tiempo que se da el debido espacio a las preocupaciones internas que son más potentes políticamente e influyen en las posibilidades de los demócratas en noviembre próximo.
En este escenario destacan declaraciones del expresidente Donald Trump quien elogió al presidente de Rusia, Vladimir Putin, al que calificó de genio.
Los comentarios de Trump complican, una vez más, el cálculo político del Partido Republicano, poniendo de manifiesto la división de la opinión republicana.
Eso, apuntó el columnista, profundiza la incertidumbre sobre lo que el partido rojo haría sobre la crisis de Ucrania, incluso mientras sus miembros excorian a Biden por su supuesta debilidad.
El mensaje del mandatario tendrá garantizada una gran audiencia televisiva y se espera que sea mayor a los 27 millones de personas, cifra que tuvo su intervención en abril pasado.
Sin embargo, dijo Stanage, “Verán a un presidente tratando de enhebrar una aguja extraordinariamente fina”.
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