Según apuntó el ministro de Relaciones Exteriores de la isla en Twitter, el decreto injerencista considera a la nación sudamericana una amenaza a la seguridad nacional y política exterior de Washington, y con ello justifica las injustas disposiciones para fomentar un cambio de régimen en Venezuela.
El pasado viernes, Venezuela repudió la decisión de renovar la orden ejecutiva 13962 del 8 de marzo de 2015, pues carece de sustento y evidencia real, y solo funcionó a Estados Unidos para materializar un bloqueo sistemático contra la nación sudamericana.
A través de un comunicado, el Ejecutivo bolivariano condenó las agresiones implementadas por la Casa Blanca, en virtud de su carácter abusivo, inhumano y violador del orden jurídico y de los principios que regulan las relaciones internacionales entre países independientes, libres y soberanos.
“Después de siete años de uso de este instrumento para perpetrar múltiples violaciones del derecho internacional, por parte del gobierno norteamericano y sus aliados, el pueblo de Venezuela reafirma su espíritu de lucha y resistencia, y su firme e irrenunciable convicción de defender su soberanía”, subraya el documento.
A raíz de la orden firmada por el entonces presidente Barack Obama, Estados Unidos recrudeció las agresiones con el fin de ocasionar el colapso de la economía del país y estimular un cambio de régimen.
De acuerdo con el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, el país enfrenta los efectos de más de 500 medidas coercitivas unilaterales como parte de la estrategia hostil de Estados Unidos.
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