La etapa de los apadrinamientos, un requisito particular en Francia para validar las candidaturas, quedó atrás sin dejar en el camino a figuras principales, y serán en definitiva 12 los aspirantes al Palacio del Elíseo en las boletas del 10 abril para la primera ronda.
Sin embargo, solo cinco de ellos parecen con opciones reales de avanzar a la segunda, prevista dos semanas después.
Según todos los sondeos, Macron estará en el balotaje, con unas intenciones de voto en ascenso, después de su tardía confirmación de que optará por la reelección –la anunció el 3 de marzo, apenas un día antes del límite- y de su papel de mediador en el conflicto en Ucrania.
Ayer, una pesquisa realizada por el Instituto Elabe para la cadena BFM TV y el semanario L’Express situó al líder de La República en Marcha con un 33,5 por ciento de las intenciones de voto, casi 10 puntos más que las recibidas hace 15 días.
Para un presidente saliente contar con un tercio de los eventuales sufragios constituye algo inusual, acercándose al desempeño mostrado 34 años atrás por el socialista François Mitterrand, quien en la primera vuelta de los comicios de 1988 consiguió un 34,11 por ciento de los votos, para después en la segunda lograr la reelección frente a Jacques Chirac.
Entrevistado por el diario Le Figaro, el director general del Instituto Francés de Opinión Pública (IFOP), Frédéric Dabi, opinó que Macron se beneficia del llamado “efecto bandera”, el apoyo ciudadano a una figura política en tiempos de crisis.
Pese a las deserciones en su campo, la siempre polémica, pero esta vez bastante comedida Marine Le Pen marcha segunda en el sondeo de Elabe, y con un 15 por ciento de las intenciones de voto se perfila como la principal rival del mandatario.
La noticia del posible nuevo Macron-Le Pen agrada al oficialismo, que las tendría todas consigo, no solo con el discurso de alejar del poder a la extrema derecha, el cual funcionó muy bien en 2017, también con la desventaja que en estos tiempos convulsos para Europa representan las posturas menos europeístas y anti-rusas de la fundadora de Agrupación Nacional.
Detrás de los favoritos emerge la candidatura del líder de La Francia Insumisa, Mélenchon, hasta hace muy poco quinto en los sondeos, al contar en el estudio de Elabe con un 13 por ciento de apoyo para las presidenciales del 10 de abril.
De hecho, de los cuatro aspirantes al Elíseo que lidian con fuerza para acompañar a Macron en el balotaje, solo el diputado insumiso mejoró en la encuesta del Instituto, progresando 0,5 puntos porcentuales.
La propia Le Pen cedió dos puntos, mientras el también ultraderechista Éric Zemmour (11 por ciento) cayó tres unidades y la conservadora Valérie Pécresse (10,5) retrocedió 1,5 tantos.
Mélenchon apuesta por un programa social y ha sido desde el comienzo de la contienda electoral la mejor carta de una izquierda fracturada, siempre tomando como base los estudios de opinión.
El mundo vive tiempos complicados, por lo que el mes restante para la cita francesa en las urnas será clave ante un electorado de casi 50 millones de personas, la mayoría de ellas muy preocupadas por el futuro y en particular por temas como el poder adquisitivo.
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