El modelado innovador sobre «materia activa» podría marcar un punto de inflexión en el diseño de esas máquinas, precisaron los autores, para quienes muchas unidades individuales que cooperan determinarían la circulación y la función.
Abundaron que un mayor desarrollo del concepto posiblemente cambiaría la forma, el movimiento y el comportamiento de un sólido blando no por su elasticidad natural, sino por la actividad fiscalizada en su superficie.
La idea -ampliaron los implicados en el estudio- llevaría a la concepción de máquinas con brazos hechos de materiales flexibles impulsados por robots incrustados en su superficie.
También a adaptar el tamaño y la forma de las cápsulas de administración de fármacos, lo cual recubriría la superficie de las nanopartículas con un material activo sensible.
Esto, a su vez, podría tener un efecto dramático en la forma en que un medicamento interactúa con las células del cuerpo, subrayó el artículo publicado.
«La materia activa nos permite ver las reglas familiares de la naturaleza, como el hecho de que la tensión superficial tiene que ser positiva, bajo una nueva luz», explicó Jack Binysh, primer autor.
Ver qué sucede si rompemos estas reglas y cómo podemos aprovechar los resultados es un lugar emocionante, aseveró el doctor.
«La investigación es una importante prueba de concepto y tiene implicaciones útiles», subrayó Anton Souslov.
Ejemplificó que la tecnología futura podría producir robots que sean mucho más blandos y mejores para recoger y manipular materiales delicados.
En la próxima fase del trabajo, iniciada ya, los participantes aplicarán este principio general para diseñar robots específicos, como brazos blandos o materiales que nadan solos.
jcm/znc