A través de su cuenta en Twitter, el mandatario calificó este hecho como un «episodio profundamente ético de nuestra historia Patria, que protagonizaron jóvenes intelectuales encabezados por Rubén Martínez Villena».
De acuerdo con investigaciones históricas y publicaciones de la época, el domingo 18 de marzo de 1923, un grupo de 15 muchachos, sin definición política ni rumbo ideológico todavía, entró al salón de actos de la Academia de Ciencias de Cuba en La Habana para asistir a un homenaje a la educadora uruguaya Paulina Luissi.
En la ceremonia, organizada por el Club Femenino de Cuba, hablaría el Secretario de Justicia del actual gobierno, Erasmo Regüeiferos, quien había refrendado un decreto presidencial para realizar un ‘negocio repelente y torpe’ sobre la compra del Convento de Santa Clara de Asís.
El líder del grupo, Rubén Martínez Villena, utilizó esas palabras para describir la adquisición de un inmueble sufragado por el Estado a un precio exorbitante que permitiría al presidente Zayas quedarse con una parte del dinero.
Tras interrumpir el acto junto a sus compañeros, Villena usó la palabra para denunciar ese hecho que describió como corrupto y luego todos se retiraron del local en afrenta a Regüeiferos.
Al día siguiente, el diario El Heraldo de Cuba publicó un manifiesto firmado por 13 jóvenes, participantes en el acontecimiento, que anunció el inicio de un movimiento de reacción contra la corrupción de los gobernantes.
La acción propició la creación de la Falange de Acción Cubana (abril de 1923) que conformaron además del joven líder, Juan Marinello, José Zacarías Tallet, Emilio Roig de Leuchsenring (después primer historiador de la ciudad de La Habana), entre otros.
En opinión de expertos, esa entidad articuló a la intelectualidad que repudió la corrupción administrativa y política del gobierno de Alfredo Zayas.
Marinello escribió sobre la protesta que fue ‘la primera expresión política de nuestros intelectuales, como grupo definido’.
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