El fenómeno, normalmente asociado con una humedad extrema, tuvo su origen hace tres días con la tormenta Celia en el norte de África y atravesó el Mediterráneo, describió la estadounidense Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA).
“La misma dinámica que da lugar a un río de vapor de agua, específicamente los vientos fuertes, pueden actuar para recoger y transportar el polvo a medida que la tormenta avanza por las áreas desérticas”, explicó el científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la agencia del gobierno de la Casa Blanca, Bin Guan.
En las últimas cuatro décadas, el 78 por ciento de los ríos atmosféricos en el noroeste de África provocaron eventos extremos de polvo en Europa, según una investigación del también profesor de la Universidad de California, Los Ángeles, y colegas.
Los meteorólogos del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera del programa Copernicus, dirigido por la Agencia Espacial Europea, indicaron que la mayor parte del polvo hacia Europa probablemente se concentrará sobre España, Portugal y Francia, donde la calidad del aire se degradará.
Cada año, más de 100 millones de toneladas de polvo salen volando del norte de África, arrastradas desde el desierto del Sahara por los fuertes vientos estacionales, refirieron expertos en el tema.
Esas partículas, agregaron, juegan un papel importante en el clima y los sistemas biológicos de la Tierra, pues absorben y reflejan la energía solar así como fertilizan los ecosistemas oceánicos con hierro, más otros minerales que las plantas y el fitoplancton necesitan para crecer.
Tales eventos, sin embargo, pueden disminuir la cantidad de luz solar que llega a la superficie a través de la reflexión y la absorción, afectar la formación de nubes y disminuir las temperaturas.
“Además de contaminar el aire, el polvo puede oscurecer la capa de nieve y provocar un deshielo más rápido en comparación con un río atmosférico prístino”, afirmó Guan.
El científico descubrió a partir de analizar un evento de polvo de 2021 que la deposición de polvo oscurecía la nieve en los Alpes, lo cual disminuía la reflectancia (una fracción de radiación incidente reflejada por una superficie) de la nieve en un 40 por ciento y calentaba el suelo.
Aún no se han visto los efectos completos de la tormenta de este año, pero en comparación con la del anterior, parece llevar más polvo que vapor de agua, subrayó Guan.
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