De acuerdo con el anuncio emitido por las autoridades de BioCubafarma y, tras la aprobación del Centro Estatal para el Control de Medicamentos y Dispositivos Médicos, se pondrá en marcha esta nueva modalidad de ensayo en pos de ampliar la muestra poblacional y los efectos ante la Covid-19.
Trabajadores del sistema sanitario y biofarmacéutico serán los primeros en esta prueba, a los que seguirán personas de los más diversos sectores de la población en un universo cada vez más creciente de individuos interesados y motivados por tomar parte de un exitoso experimento.
En esas tres urbes de la región oriental del país transcurre, desde el 22 último, la fase tres de ensayos clínicos de la fórmula de antígenos, creada en los laboratorios del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología y como parte del empeño de la ciencia cubana que abarca otros cuatro candidatos frente a la pandemia.
Un total de 48 mil voluntarios serán inoculados con Abdala, que ya transita por más del 40 por ciento de esta etapa con unos 19 mil 524 santiagueros, guantanameros y bayameses que recibieron el preparado.
El nombre de la vacuna, en alusión al poema dramático homónimo de José Martí, es motivo de inspiración para los participantes, junto a los probados índices de seguridad e inmunogenicidad demostrados en las fases uno y dos que tuvieron lugar en esta ciudad desde diciembre último.
Por lo pronto, tras el aviso inicial de su inclusión en el ensayo, espera para el siguiente paso Ingrid Hernández, una joven profesora de la Universidad de Oriente (UO), quien desde el hogar y en tiempo de teletrabajo confía en los beneficios derivados de esa decisión.
Un buen precedente deviene la participación de su esposo, también docente de la UO, en la fase dos del ensayo y sin manifestaciones de reacciones adversas a más de un mes de ser inyectado.
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