Una operación de la Secretaría Nacional Antidrogas descubrió el establecimiento en una propiedad rural de la localidad de Pedro Juan Caballero fronteriza con Brasil, informaron voceros de la entidad.
Las drogas confiscadas fueron 11 kilos de cocaína, 250 kilos de cafeína, 650 kilos de cloruro de calcio, 325 kilos de soda cáustico, 944 gramos de marihuana, 32 gramos de hachís y 387 kilos de sustancias aún por definir.
El laboratorio estaba habilitado con un sistema de circuito cerrado, microondas, lámparas infrarrojas, tanque con dióxido de carbono, mesas de hierro con focos, ventiladores industriales y prensas hidráulicas.
Según esa fuente, el establecimiento procesaba pasta base de cocaína, procedente de países vecinos productores a bajo costo de la droga.
Ese elemento era la base para el proceso de mezcla y cristalización hasta obtener el clorhidrato de cocaína (polvo blanco), cuyas cantidades de sellos y logos encontrados muestran un esquema de varias organizaciones.
La infraestructura estaba integrada, además, por máquinas de filtrado al vacío, indicadores de PH, vasos de precipitados, probetas, buretas, densímetros y recipientes de plástico.
Los agentes también detectaron tambores y frascos con acetato de etilo, ácido clorhídrico, ácido sulfúrico, acetona, etanol, nafta y moldes de metal de distintos diseños.
Varias cámaras de seguridad delataron a los agentes antidrogas en uno de los caminos de acceso antes de llegar al lugar, y alertaron a unos diez narcotraficantes, que huyeron hacia la selva.
Paraguay es uno de los países suramericanos donde confluyen las bandas de traficantes de estupefacientes de la región, sobre todo en puntos fronterizos con Brasil que los trasladan a Estados de Norteamérica y Europa.
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