El descubrimiento respalda una teoría debatida durante mucho tiempo llamada «inestabilidad del disco», apuntaron los autores, entre cuyos objetivos estuvo respaldar algo descrito como «proceso intenso y violento», subrayaron.
Complementaron el texto con imágenes del exoplaneta AB Aurigae b en formación durante un período de 13 años, para las cuales utilizaron el espectrógrafo del telescopio espacial Hubble (STIS) y su cámara de infrarrojo cercano y espectrógrafo de objetos múltiples (Nicmos).
Una captada por esta última en 2007 describió en la parte superior derecha una posición hacia el sur en comparación con su estrella anfitriona, que está cubierta por el coronógrafo del instrumento.
Otra del STIS tomada en 2021 confirmó un movimiento del AB Aurigae b en sentido antihorario a lo largo del tiempo, explicaron en el prestigioso medio.
El nuevo mundo en construcción –explicaron- está incrustado en un disco protoplanetario de polvo y gas con una estructura espiral distintiva que gira alrededor de una estrella joven estimada en alrededor de dos millones de años.
El telescopio Hubble se encuentra en los bordes exteriores de la atmósfera, en una órbita circular alrededor de la Tierra a 593 kilómetros sobre el nivel del mar que demora en recorrer entre 96 y 97 minutos.
Lanzado el 24 de abril de 1990 como un proyecto conjunto entre la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio y la Agencia Espacial Europea, puede obtener resoluciones ópticas mayores de 0,1 segundo de arco.
Recibió cinco misiones llamadas de servicio (la última en 2009), por las cuales astrónomos llegan para arreglar elementos estropeados, instalar nuevos instrumentos y elevar la órbita del telescopio.
Sus observaciones han dado como resultado más de 16 mil publicaciones, que lo convierten en uno de los instrumentos científicos más productivos.
Descubrió discos de polvo y gas, rodeó muchas estrellas jóvenes de la nebulosa de Orión, ayudó a confirmar la formación de planetas dentro de estos y capturó otras imágenes nunca antes vistas.
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