En declaraciones a Prensa Latina, ella reconoció la manera fluida y bien estructurada con que transcurrió el proceso inicial en el policlínico de especialidades del Hospital Provincial Saturnino Lora, donde concurren varias áreas de salud de la segunda urbe cubana.
Aludió a la pormenorizada atención médica, mediante la cual informó detalles acerca de su estado de salud y otras precisiones útiles para el seguimiento en las consultas.
La firma del consentimiento informado y la adjudicación de un número de control para su expediente fueron otros pasos que oficializaron su inclusión entre los 30 mil santiagueros que tomarán parte en el experimento durante un mes.
Entre cientos de personas que acuden cada día a los sitios clínicos y vacunatorios, la joven docente está acompañada por artistas, periodistas, científicos, obreros, jubilados, dirigentes, amas de casa y otros representantes del variopinto universo de la sociedad santiaguera.
Desde febrero último su esposo, también profesor de la Universidad de Oriente, fue uno de los 660 participantes en la fase dos de estas pruebas con el candidato vacunal, que se inició desde los primeros días de diciembre último en la urbe, con epicentro en el mencionado nosocomio.
A partir de este lunes 29 comenzó también, a la par de esta tercera etapa del ensayo clínico de Abdala uno de intervención controlada, que sumará a unos 120 mil individuos de esta ciudad y las también orientales urbes cubanas de Bayamo y Guantánamo.
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