Marcado por un fortalecimiento de la demanda de servicios, el Índice de Precios al Productor (IPP) volvió a subir, tras un incremento del 0,9 por ciento en febrero.
En tanto, la tasa interanual se disparó en un 11,2 por ciento, el mayor aumento desde que se calcularon por primera vez los datos de 12 meses en noviembre de 2010, tras avanzar un 10,3 por ciento el mes previo.
Las cifras están por encima de los pronósticos de los economistas, que previeron un incremento del 1,1 por ciento en el IPP y de 10,6 por ciento en la tasa interanual.
Según el Departamento de Trabajo, las principales causas radican en el conflicto entre Rusia y Ucrania, que disparó los precios de productos básicos como el crudo, el trigo y el aceite de girasol, y los confinamientos en China para contener un repunte de las infecciones por Covid-19, que perturbaron aún más las cadenas de suministro.
Marcados por la subida en los costos en los alimentos y la gasolina, los precios al consumidor también subieron durante marzo un 1,2 por ciento, su mayor aumento en 16 años, informó el gobierno este martes.
Como consecuencia, se produjo un avance de la inflación anual a su mayor pico desde finales de 1981.
Según el economista mexicano del Centro de Investigación y Docencia Económicas, Rodrigo Benedith, el nuevo récord inflacionario registrado podría generar una estanflación, definida como una mezcla de recesión económica, inflación elevada y creciente desempleo.
La alta inflación que experimenta actualmente Estados Unidos, su tasa de crecimiento negativa, así como los bonos del Tesoro que traen tendencia negativa son indicadores de que el país podría experimentar una crisis económica, dijo.
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