Estos organismos cubren el 12 por ciento de toda la tierra, por lo que mantenerlos saludables resulta esencial para la salud del planeta, explicó Bettina Weber, ecologista de la austriaca Universidad de Graz.
A medida que mueren, los desiertos pueden expandirse, agregó la experta, incluida como parte de un amplio reportaje sobre el tema divulgado por la revista estadounidense Science.
Los investigadores –contó el texto- asumieron que cualquier cosa en una biocorteza podría resistir el calor, dado que prosperan donde está seco y caliente, pero en 2013 descubrieron una modificación de la composición microbiana de las biocrustas.
Una encuesta de estos organismos del suelo en un pastizal prístino en el Parque Nacional Canyonlands en Utah, Estados Unidos, halló una vulnerabilidad oculta de ciertos líquenes en estas costras.
El suroeste del país norteño se está calentando rápidamente, y nuestra unidad de análisis no es una excepción, comentó la ecologista del Centro de Ciencias Biológicas de la zona Rebecca Finger-Higgens, quien dirigió el más reciente estudio.
Las mediciones meteorológicas de los últimos 50 años –describió- evidenciaron un alza de las temperaturas en ese parque de 0,27 grados Celsius cada década, y los últimos veranos fueron especialmente cálidos.
Al mismo tiempo, precisó, casi todos los líquenes disminuyeron, particularmente los tipos que ayudan a convertir el nitrógeno en el aire en una forma que los organismos pueden usar.
La biocorteza puede haber alcanzado un punto de inflexión, en el que hay un cambio permanente en la composición de sus formaciones, lo cual conllevaría a un terreno más desnudo, advirtieron Finger-Higgens y su equipo.
Debido a que los animales dependen de las plantas que a su vez necesitan de la biocorteza, la pérdida de esta puede tener un efecto en cascada en todo el ecosistema, remarcaron en el texto.
A partir de los resultados informados mediante la Academia Nacional de Ciencias, estimaron que para 2070 del 25 al 40 por ciento de las biocortezas desaparecerán.
Habrá más polvo, suelos menos estables y más secos, así como probablemente una transformación en lo que puede vivir en estos lugares secos, puntualizó el texto.
A juicio de los especialistas, son imprescindibles “estrategias de mitigación climática a gran escala”, las cuales podrían incluir reducciones en el uso de combustibles fósiles, las emisiones de dióxido de carbono, entre otras.
De lo contrario no hay mucho que podamos hacer, finalizaron.
car/znc