El Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) es una discapacidad del desarrollo que acompaña a la persona durante toda su vida y se caracteriza por alteraciones en la comunicación, la interacción social, por comportamientos repetitivos o intereses restrictivos.
En una nota divulgada este viernes por el Ministerio de Salud Pública de este país, la doctora Mabel Whiilby Santiesteban, especialista de segundo grado en Psiquiatría Infantil se refirió al proceso que se desarrolla en Cuba desde el diagnóstico hasta las primeras atenciones.
La responsable de los trastornos del TEA en el Grupo Nacional de Psiquiatría Infantil explicó que las familias comienzan a reconocer en los niños síntomas y señales pasados los 18 a 24 meses de nacido.
Entre las señales de alarmas menciona, por ejemplo, un retraso en el desarrollo del lenguaje, las palabras que tenían las pierden o no dicen ninguna, disminuyen el contacto ocular, no responden cuando se les llama por el nombre o dejan de realizar juegos simbólicos e imaginativos.
Además, pueden presentar falta de interés por compartir con otras personas, incluso con iguales, se ensimisman, prefieren los juegos aislados, utilizan los juguetes para hacer movimientos repetitivos, chuparlos, hacer sonidos o tienen una fascinación por determinados objetos.
La especialista se refirió también a la presencia de ecolalia (repetición de las mismas frases) o inversión pronominal (hablar en segunda o tercera persona), rabietas ante los cambios y alteraciones sensoriales por la molestia de ruidos, de determinadas texturas de ropas, olores; incluso que se golpeen y no lo sientan.
Ante estas señales recomienda acudir de inmediato al médico de familia para que este los oriente hacia las instituciones de salud especializadas.
En la mayor de las Antillas este proceso es guiado por los psiquiatras infantiles, pero en el diagnóstico participa un equipo multidisciplinario con especialidades como genética, foniatría, otorrinolaringología y neurología, aseguró Whiilby Santiesteban.
Una vez que se tiene el diagnóstico, el cual es ideal hacerlo antes de los tres años, especialistas de los ministerios de Salud Pública y de Educación definen la modalidad de atención educativa que mejor se adapta a las necesidades del infante.
Puede ser ubicado en la enseñanza especial para niños con autismo, mantenerse en la educación general o asistir a una combinada con otras enseñanzas especiales, añadió la especialista.
En la actualidad se han creado grupos en redes sociales como Facebook y WhatsApp donde especialistas y familiares intercambian conocimientos para fomentar un aprendizaje permanente para el bienestar de las personas con autismo.
jcm/rbp