A través de un comunicado publicado en su cuenta en la red social Twitter, el canciller Félix Plasencia, expresó, “condenamos la agresión contra el pueblo palestino, que se inició el 15 de abril pasado y persiste en adyacencias de la mezquita Al Alqsa, lugar sagrado y de libre culto, previsto en el Tratado de 1994, que debe ser respetado por Israel».
En el texto anexo en el tuit, se señala que el Gobierno bolivariano hace un llamado a la Comunidad Internacional para que rechace las acciones violentas acontecidas en Jerusalén y exhorte a Tel Aviv a respetar los lugares sagrados, los derechos humanos, la integridad física, la identidad y las creencias.
Reafirma el compromiso de Venezuela con la justa causa palestina, reitera su repudio a las acciones genocidas de las fuerzas israelíes y hace votos por el respeto a la plena soberanía, independencia y paz del Estado Palestino.
Desde hace tres días consecutivos, la policía israelí dispara gases lacrimógenos y bombas de sonido contra los fieles reunidos en el interior del complejo religioso, que incluye la Mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes, precisó la agencia oficial de noticias Wafa.
El viernes último, los uniformados israelíes irrumpieron en el interior de esa mezquita, lo que desató enfrentamientos con los palestinos, que emplearon piedras en su defensa, centenares de ellos fueron arrestados o heridos durante los disturbios, que desataron duras condenas del mundo árabe y musulmán.
Según los acuerdos alcanzados hace décadas, a los judíos solo se les permite visitar el complejo, con numerosas condiciones, pero no rezar, pero bajo la creciente presión de los sectores de la derecha y ultraortodoxos aumentó el número de fieles de esa religión que intentan orar allí, lo cual es considerado por los musulmanes una provocación.
El primer ministro israelí, Naftali Bennett, afirmó en julio último que sus compatriotas tienen derecho a rezar allí, aunque días después su Gobierno reculó entre la ola de críticas.
El sitio sagrado es venerado tanto por musulmanes, que lo llaman Explanada de las Mezquitas, como por judíos, que lo conocen como el Monte del Templo.
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